Otra vez, lágrimas.

Por: Said Ávila.

Qué triste. Como leí por ahí, me duele Honduras...

No era la intención que el segundo blog fuera para comentar otra cosa mal en mi país, pero bueno, me dieron la noticia y no me puedo contener. Dejaré los del paseo a San José y el estrés de mi vida para luego. 

¿Qué sucede? Aquí la historia: 

Yo, Said, puro, casto, ingenuo, penco, decidí estudiar Letras en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (que de autónoma no le queda nada porque ahora es otro corral del johdido ese). Dicha carrera posee dos orientaciones: una en literatura y otra en lingüística. Me dio por estudiar ambas (es que son lindas, ¡caray!).

Bien. Estudio, pasan los años, voy cumpliendo con las clases hasta que termino mi plan de estudios, llego al momento del taller, tengo mi crisis existencial y logro cumplir los requisitos para poder graduarme (incluyendo el montón de plata que hay que pagar para poder graduarse, siendo una universidad "pública"). Tramito mi título con orientación en literatura. Ceremonia y todo (ese Ayax solo estuvo diciendo burradas). Todo bien. Me faltaban unas horas de práctica para la otra orientación. Las hago y cumplo los requisitos que me hacen acreedor del título con orientación en lingüística (otro poco de plata de nuevo). Solicito dicho título y ¡bam! ¡Un año de burocracia para decirme que no me lo darán! 

Así es, más esfuerzo, más estudio, más desvelo y crisis emocionales para que al final, las queridas autoridades universitarias, caracterizadas por su profundo y efusivo interés hacia la comunidad estudiantil (léase con tono sarcástico) decidieran sin motivo alguno decirme que mi solicitud "no procede". ¿Y qué es lo que más me enoja? ¿El título? ¡Al carajo, no! ¡Lo que me enfurece es esa perenne y estúpida actitud de parte de las altas autoridades universitarias que nunca hacen nada por los estudiantes!

Desde que estudiaba en dicha universidad, siempre se notó que a esas personas de linaje real, de sangre azul (cachurecas), enviadas para "restablecer el orden" (reprimir y amenazar), les importa una gran mierda la comunidad estudiantil. Nunca se preocupan por las verdaderas necesidades de los estudiantes, sino que todo el tiempo se están inventando leyes estúpidas, descontextualizadas y perjudiciales, que lo único que hacen es fregarle la vida al estudiante y al buen hondureño.

<<¿Querés estudiar medicina? ¡Jodete! ¡Eso es para ricos, pendejo misérrimo!>> <<¿Querés ser ingeniero? Andate a la unitec, que te damos descuento.>> "Por superpoblación"... Superpoblación; pero Lenguas Extranjeras y Pedagogía, que son de las carreras más pobladas, tienen el porcentaje mínimo para ingresar. ¡Qué población, inteligencia ni qué ocho cuartos! ¡El negociazo que se tienen con las universidades privadas mientras convierten a esa misma en una más! Y de los indígenas ni se diga: <<Hagan la prueba en español, aunque no sea su lengua materna ni hagamos nada por sus derechos lingüísticos, putos>>. ¡¡¡Carajo!!!!

Pero sigue: <<¿Querés suficientes sillas, aulas acondicionadas, personal calificado? ¡Para qué! ¡Nosotros no ganamos nada con eso!>> ¡Y a la verga los sueños que tenés de formarte de la mejor manera! Y los profes (los que no son otro poco de lambiscones) haciendo mil malabares para ver qué logran hacer con lo nada que les provee la universidad. <<Ah, pero si protestás, ¡delincuente, marero, vago! ¡Tené estas bombas lacrimógenas, tené estas balas, perro mal nacido, que para eso sí tenemos dinero!>> Y después "Subimos en el ranking internacional de universidades. Honduras avanza". ¡¡¡Hijos de puta!!!

¿Cómo no expresar el enojo, la indignación y la impotencia contra semejantes titanes? ¿Y quién puede hacer algo? Solo un milagro, ¡pero cuándo! Sigo esperando... Y mientras espero, ellos siguen haciendo maldades, ellos siguen abusando del poder, un poder que ocupan ilegítimamente... Solo son otros más del montón de corruptos que pudren al país desde adentro, un país que no ha hecho más que sufrir y ser extorsionado por los mandamases de los imperios.

Pero todavía falta. ¿Después de graduarse? ¡Felicidades! A ser explotados por cuatrocientos dólares mensuales, si tenés suerte. <<¿Que la universidad debe preocuparse por sus egresados? ¡Ja, ja, ja, ja!>> En el duodécimo piso del juliseum, con sus sotanas tejidas con el hambre del pobre y una copa del tinto de la sangre de los inocentes. Entonces hay que irse en la caravana o ver cómo carajo se va uno de estas honduras, porque la "universidad", la madre del conocimiento, la que puede hacer un cambio en el país y llamar a la justicia, la equidad y el progreso, está muy ocupada pagándole millones a Wong Arévalo para que le pase los comerciales de que compró una puerta nueva, que tiene stickers que te identifican, que hay un nuevo edificio, sin decir que es prácticamente privado, por supuesto. 

Y para qué seguir. Es cierto que no digo nada nuevo. Es cierto que los estudiantes lo gritan desde hace años. ¿Lo digo ahora porque me perjudica directamente? ¡Siempre me ha perjudicado y yo también lo he dicho! Es solo que esto me recuerda y confirma que en los grandes puestos de la universidad no hay personas, sino un grupo de incompetentes, insensibles y diabólicos personajes que para lo único que están es para mantener una buena imagen y desmoronar la educación pública superior.

¡Que tristeza! ¡Cuánto indigna! Si la universidad, lo único que podía estar libre del cáncer de la corrupción y la mediocridad, también se hunde, ¿qué le queda a Honduras? ¡Carajo! ¡La universidad! ¡El lugar donde se genera el conocimiento, el debate, la revolución! ¡Ya no! Como dije antes, ahora es solo otro corral del narco ese y el imperio gringo, un corral que poco a poco se cierra con el fin de desaparecer y orillar más al hondureño pobre hacia la ignorancia, la miseria y el miedo. 

Por eso digo que duele Honduras, porque llevo seis meses afuera y las cosas se mantienen igual o empeoran (sin mencionar el otro montón de problemas que enfrenta), porque ni siquiera hay un pequeño hilo de esperanza que haga creer que las cosas pueden ser distintas; porque parece que el país se hunde cada vez más y más... ¡Cuánto duele Honduras! ¡Ay, cuánto duele mi país!

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