Reseña literaria de "Loubavagu" de Rafael Murillo Selva

Hola a todos. Mi nombre es Pedro Antonio Acosta y soy hondureño. Tengo 24 años y conocí a Said en la UNAH, cuando iniciamos la carrera. Después de poco tiempo de tratarlo hice lo más natural al conocer a Said: quererlo mucho. Es uno de mis mejores amigos y definitivamente una de las personas más dulces que es posible encontrar en la tierra. Así, cuando me invitó a colaborar en este blog me sentí muy feliz. Ocasionalmente colaboraré con escritos en este blog, y compartiré con ustedes mi visión del mundo y lo que me hace feliz: literatura, cine, pintura, amigos, probar comida nueva, etc. Soy parte del mundo de mi amigo Said, y nada puede hacerme más feliz que eso. Es un placer saludarlos, y siempre pueden contactarme por aquí o a mi correo electrónico.
En esta ocasión, compartiré una breve reseña sobre la obra teatral "Loubavagu" de Rafael Murillo Selva. Es una obra muy interesante y marca un punto de inflexión en la literatura hondureña: es la primera obra de carácter comunitario. Sin más, aquí va:



Reseña
Murillo Selva, R. (2015) Loubavagu. Tegucigalpa: editorial universitaria. 195 p.
Por: Pedro Antonio Acosta Martínez

Loubavagu es una obra dramática compuesta por cuatro cuadros y una introducción. Fue escrita por Rafael Murillo Selva, quien es uno de los dramaturgos más sobresalientes en toda la historia literaria de Honduras. En esta obra, el autor hace un recorrido por la historia del pueblo garífuna desde su llegada a la isla de San Vicente en el siglo XVII, sus peripecias históricas a lo largo del periodo colonial en el que la isla pasa sucesivamente de las manos del rey francés al inglés, su llegada a la costa norte hondureña en el siglo XVIII, su búsqueda por obtener legalmente las tierras que ocupan y el largo proceso burocrático y corrupto que lo detiene, la criminalización de sus principales líderes, la masacre que se dio en el año 1937, y la construcción de la carretera que conecta al pueblo garífuna con el resto del territorio hondureño.
La introducción y el primer cuadro relatan la situación de la isla San Vicente a la llegada de los garífunas. La isla se encontraba habitada por nativos indígenas cuando en el siglo XVII un barco que trasladaba esclavos africanos a las tierras de América naufragó y los sobrevivientes se refugiaron en ella. Rápidamente poblaron la región y de la unión entre la raza negra africana y los indígenas nativos de la isla surge un nuevo sujeto histórico: los garífunas. Con el tiempo entraron en tensiones con los habitantes indígenas de la isla. La fuerza militar francesa interviene marginando a los garífunas e intentando arrebatarle las tierras en donde vivían y cultivaban sus alimentos. La isla de San Vicente pasa de las manos de la corona francesa a la inglesa, y los ingleses, viendo que los garífunas están siempre dispuestos a defender sus tierras, deciden deportar a los garífunas a las Islas de la bahía, al norte de Honduras.
Esta parte de la historia como trama está siempre acompañada de música tradicional garífuna que guía el ritmo de los acontecimientos. La organización de los eventos es inteligente, orgánica y está acompañada de diálogos estructurados e irónicos sobre el papel del poder político europeo para decidir el futuro de una isla y sociedad que jamás han conocido. En varios recursos notables por su ingenio, el autor recurre a la animación de objetos inanimados para dotar a la historia de rapidez y evitar así que el recorrido histórico sea engorroso. Por ejemplo, en el primer cuadro un barco comercial es dotado de vida y se inicia una conversación con los habitantes de la isla de San Vicente. El barco les exige más productos e incita a los indígenas a quitarles las tierras a los garífunas. Otro recurso ingenioso del autor es representar como un baile guiado por el ritmo garífuna el intercambio de tierras por los monarcas francés e inglés. Esto dota de ironía a la obra y hace que el recorrido histórico de la isla sea divertido, ágil y orgánico.
En el segundo  y tercer cuadro se relata la llegada de los garífunas a Honduras. Los garífunas llegan en el siglo XVIII y se asientan en el país. Sin embargo, no pasa mucho tiempo antes de que los hacendados cercanos intenten apoderarse de la tierra que cultivan para su sustento. Ante esta situación, los garífunas deciden ir caminando hasta Tegucigalpa para solicitar al gobierno que les asigne legalmente las tierras que ocupan. Así inician un largo periplo por todo el país. Al llegar a Tegucigalpa, son víctimas de la corrupción del gobierno de turno que les cobra cifras elevadísimas aprovechándose de su ignorancia sobre esos procesos burocráticos. Cuando logran conseguir el título de propiedad, tienen que enfrentarse con los terratenientes que, por medio de amenazas, los obligan a vender parte de la tierra que han adquirido. La pobreza general de la población y la falta de tierras para alimentar a todos los habitantes obliga a los hombres a buscar trabajo en las fincas bananeras que comenzaban a instalarse en el país. Las compañías bananeras someten a sus trabajadores a trabajos muy duros por apenas lo necesario para sobrevivir. Uno de los garífunas, Tomás, se interesa por educarse y lograr la unión obrera y de esta manera acabar con la explotación de las compañías del banano. Tomás logra convertirse en el profesor de la comunidad y entre todos construyen una escuela. Sin embargo, los militares llegan a buscarlo por subversivo. Tomás llega a escapar, pero es no impide que los militares fusilen a muchos miembros de la comunidad garífuna.
En el cuadro cuarto, el pueblo garífuna inicia la construcción comunitaria de la carretera que los unirá con el resto del territorio hondureño. Se cansan de esperar que el gobierno la construya y mediante el comercio de sus productos logran reunir fondos para hacerlo. De esta manera se retrata nuevamente algo presente durante toda la obra: la facultad del pueblo garífuna de superar las adversidades y de trabajar unidos y por sí mismos para lograr su bienestar y su avance como sociedad. También queda retratada su unidad como pueblo para protegerse a sí mismos de los abusos del gobierno y de la clase terrateniente. Además, la figura de la carretera que construyen es un símbolo de la unión de la cultura garífuna con el resto del país y de esta manera señalar las profundas raíces que este pueblo tendrá a partir de entonces en el imaginario social y cultural de Honduras y cuya influencia se extiende hasta nuestros días.
Loubavagu es una obra histórica en la literatura hondureña porque es la primera obra de carácter comunitario, es decir, los actores involucrados no son profesionales y ayudan activamente a la construcción de la narrativa y el ordenamiento artístico de los acontecimientos. Es notable también como la obra logra axiomatizar los elementos culturales del pueblo garífuna, principalmente la música y sus expresiones lingüísticas, lo que dota de ritmo y naturalidad el desarrollo de la historia. Loubavagu es una obra inteligente, irónica y consciente que tiene el gran mérito de presentar la historia de un pueblo a través de sus propios ojos, con su propio ritmo, y con una fluidez que mantiene el vilo la tensión narrativa durante toda la obra. Es una contribución enorme a la identidad cultural garífuna, una de las culturas más fuertes y representativas del territorio hondureño. Es una obra de arte en continua evolución que expresa lo que la cultura garífuna tanto ha anhelado a lo largo de su historia: la libre expresión de sus costumbres, de su ritmo, de su arte.

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