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Mostrando las entradas de diciembre, 2019

Lei

Por: Said Ávila En esta ocasión, un pequeño cuento cuya idea me vino en mis primeros años de universitario, cuando a la Carrera de Letras ingresó una chica muy bonita de la que todos hablaban y me pregunté <<¿Qué pasaría si fuera ella la que se enamorara?>> Y bueno, es pura fantasía mía. Aquí va: Iba bajando las gradas del D1 y, justo frente a la fotocopiadora, la vio de nuevo. Como en otras ocasiones, se quedó sin aliento. La había visto por primera vez unas semanas antes, cerca de las aulas del primer piso. Desde que la vio, le pareció fascinante y singular. No dijo nada nadie, pero, con la misma fuerza que callaba, latía su corazón.  No la buscaba, no pretendía nada, ni siquiera pensaba en una posibilidad. Sin embargo, cada vez se la encontraba más seguido y, cuando esto ocurría, su corazón latía con más fuerza; no porque quisiese, sino porque algo era más fuerte y no lo podía, ni deseaba, controlar. Su rostro se sonrojaba, sentía tibia la pelvis y su hombros

El Museo del Jade: confluencia entre modernidad y tradición

Por: Said Ávila. Todo los que hemos visitado San José probablemente habremos pasado por su Avenida Central, un interesante pasillo que atraviesa el corazón de la ciudad. Al caminar por él, se observa diversidad de negocios: tiendas de calzado, de lencería, librerías, venta de ropa, electrodomésticos, muchos restaurantes y cafés, más tiendas de ropa, artesanías, y más, más, más… También es habitual encontrar artistas callejeros o gente pidiendo dinero para beneficencias, sobre todo cerca de las plazas, rodeadas por edificios de interesante y antigua arquitectura. Una que otra escultura en el camino no ha de extrañar, volviendo esta avenida en un pasillo lleno de color, actividad y, por qué no, divertimento. Sin embargo, el ajetreo urbano disminuye cuando este excéntrico pasillo llega a su fin, cerca del imponente Teatro Nacional. Al avanzar unos metros más, la primera vez que recorrí esta ciudad, me encontré con uno de los museos más modernos que jamás hubiese visto. De carác

Mi viaje a la Cascada de Tangomar: un paseo por la época en la que el hombre no existía.

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Por: Said Ávila. Para cambiar un poco el ambiente (no porque lo dicho anteriormente no sea importante), les contaré unas de las experiencias más gratas que he tenido recorriendo este rincón costarricense. Un pequeño viaje lleno de naturaleza, soledades, vastedad y ejercicio físico. Desde antes de venir a Costa Rica me había informado de esta curiosa cascada, caracterizada por culminar directamente en el mar. Después, ya residiendo entre ticos, en bote tuve la oportunidad de divisarla desde lo lejos, con su potente caudal parecido a una larga y azulada cabellera sacudida por el viento. Sin embargo, no fue hasta principios de octubre cuando finalmente me decidí a conocerla.  Tenía dos semanas sin estudiantes, pero casi todos los días había llovido. El mar era café y los ríos estaban desbordados, por lo que las únicas ocasiones en las que había podido salir era para obtener provisiones, lo cual no es nada relajante, en realidad. Finalmente me dije <<¡Al carajo! ¡Voy a sa