Antes de partir hacia Honduras, un poquito de San José


El edificio que me parece muy hermoso y armonioso que aparece justo al principio de la entrada xD

¡Hola a todos nuevamente! Me he perdido por casi dos meses, pero es que la vida me ha llevado por caminos muy enredados últimamente. 

En parte, también, es porque creía que este debía ser un blog de viajes y llamar la atención de todo el mundo, por lo que necesariamente tendría que estar cargado de imágenes que gustasen a todos. Pero recordé que no es así, que este espacio es mío y que debe una sensación placentera a mí, así que seguirá siendo un blog donde haré una de las cosas que disfruto hacer: escribir. Claro, una foto por aquí, otra por allá, pero claro, espero no sea lo más importante. Y, sin más preludio, a lo que vinimos. 

Antes de regresar a Honduras, tuve la oportunidad de estar en San José en dos ocasiones. Como vivo en un área rural, el visitar la ciudad siempre un lujo que trato de disfrutar al máximo, buscando conocer lugares nuevos, experiencias nuevas y mucho arte. 

La primera de estas ocasiones llegué como a las nueve noche y atravesé, entre vientos frescos y nervios de primerizo, el barrio chino, pues mi hostal quedaba muy cerca. He de admitir que tenía cierto temor, pues, según me comentan mis compañeros, aunque de día San José es una ciudad por lo general segura, durante la noche muchas zonas pueden ser peligrosas. Sin embargo, gracias a Dios, llegué sin novedad a mi hospedaje y disfruté grandemente la sensación de llegar tan tarde a un hospedaje, de culminar un viaje tan de noche, pues me hacía sentir libre y aventurero (he de admitir que no recuerdo si fue en esta u otra ocasión cuando caminé tan de noche, y de hecho ya no recuerdo muy bien los tiempos, pues fue hace mucho, pero al menos sabrán que lo viví, aunque no sepan cuando; es decir, estarán igual que yo. 

Al día siguiente, otra vez en el Barrio Chino, aparte de pupusas, pude encontrar esta alegre escultura que me entretuvo por un buen rato. Me agradaba la profundidad que transmite y, a la vez, la alegría colorida que porta. Me alegré mucho de que en la ciudad hubiese estructuras de ese tipo, pues me parece que esparce buena energía a su alrededor. 


  Otro lugar que me agradó mucho visitar fue el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. Ya que quedaba a unos pasos del hostal, era una opción irrechazable. Creo que caminé ya en la tarde. Estaba muy emocionado, pues la vez anterior había querido ir a este museo pero no pude hacerlo.  Me emocionaba mucho la idea de estar ahí. Estaba muy expectante a cómo pudiera ser el edificio y cómo pudiesen estar dispuestas las exposiciones (me disculpo si mi gramática no es la mejor, pues escribo con las últimas energías de un domingo por la noche). 

Quienes me recibieron en la entrada fueron muy amables. Ahora que recuerdo, llegué justo una hora antes de que el museo cerrara, pues me lo advirtieron al pagar el boleto. Lo primero que vi fue una especie de pastel que, al final, resultó ser un tejido muy bonito de ver. Adjuntaría una foto de ello aquí, pero es muy complicado y mejor los incito a visitar el lugar. La entrada a esa exposición era gratuita y qué bien, pues había varios tejidos y diseños muy interesantes. Fue quizá una de las cosas que más me gustó. Estuve ahí un buen rato, pues en serio era un espacio agradable (ya sé, me haré una cuenta de ínstagram donde publicaré todas las fotos, así no se pierden de nada y no tomo tantas fotos de puro gusto).

Luego procedí a entrar al museo. Antes de las exposiciones, hay un gran espacio que no recuerdo si sirve como anfiteatro o tenía alguna función. He de adelantar que me alegró ver que el museo exponía obras de jóvenes de toda Centroamérica y no solo ticos, pues era lo que creía al principio. Así, para iniciar mi recorrido, con lo primero que me topé fue con unas pinturas muy interesantes de un pintor salvadoreño llamado Gerardo Gómez. Había tres cuadros suyos, y me parecía muy interesante la forma en la que estos captaban la dimensión espacial. Trataban de integrar todo el espacio, por lo que la pintura en concreto se miraba algo extraña, pero si se miraba cada parte en particular, la perspectiva la ideal. En serio que me gustaron mucho sus cuadros, pues me parecían muy divertidos y, sobre todo, originales y llenos de energía. Para que vean a lo que me refiero, ahora sí les dejo una foto, en este caso de uno de sus cuadros. ¡Espero poder más obras de él prontamente!


Luego de eso, había una instalación sobre bebés. Intenté hacer algún tipo de conexión que no recuerdo ahora, pero sé que tenía que ver con mi infancia. Si soy honesto, esa parte no la disfruté tanto, aunque me esforcé por hacerlo.

Luego de eso, otras instalaciones. Una en particular me llamó la atención, pues trataba sobre los inmigrantes ilegales hacia Estados Unidos. Era un pedazo de tela dejado sobre una tubería. El trozo decía "migrar/para/poder/vivir". Inmediatamente me transportó al caso de miles de hondureños, dos de mis tíos entre ellos, que cruzan el largo camino hacia el sueño americano. Y no solamente ellos, sino yo mismos, pues, a fin de cuentas, mi caso es el mismo, solo que con un poco más de privilegios.

Algo curioso es que había un libro sobre satanismo bajo una luz roja. Le di una mirada al índice, pero, más que otra cosa, creo que el valor de esa exposición reside en el echo mismo de colocar un texto de ese tipo a la vista de todos. No porque promueva una forma de vida en particular, sino porque abre espacio de discusión a cosas pocamente comentadas, casi ignoradas, por lo que abre un pequeño espacio en la mentalidad de los espectadores para que estos puedan discutir más allá de los temas y las situaciones rutinarias.

Luego, videojuegos, videos, proyecciones. Todo "nice". Un segundo piso: cine. ¡Me pareció increíble que poyoectaran cortos en un museo! Fue la primera vez que lo vi y me pareció sumamente interesante. Eran cortos sobre ciudades centroamericanas, pues en todo el museo hay exposiciones de artistas de la región. En el caso de estos cortos, todos producidos y dirigidos por mujeres. Aparte de estos cortos, el espacio mismo era muy interesante, pues daba la sensación de escaparse al tiempo y espacio y crear un nuevo tiempo y un nuevo espacio para reflexionar y sentirse cómodo. ¡Vaya que San José me ha cambiado la idea que tenía sobre los museos! A este punto, ya era tarde y el museo estaba por cerrar. Me hubiese gustado estar más tiempo para apreciar mejor las obras expuestas, pero tuve que bajar y salir por otra entrada. Nuevamente, todo el personal fue sumamente amble. ¡En efecto que es un lugar que se debe visitar!

Por la noche (no sé si de ese día o de otro) fui al Teatro de la Aduana, donde se presenta la Compañía Nacional de Teatro. Nuevamente, estaba sumamente expectante, pues hacía meses que no veía una obra teatral. Llegué con algo de tiempo y me sorprendió ver tantas personas esperando la fusión; familias, personas mayores, personas elegantes, personas no elegantes (yo), jóvenes, todo tipo de personas esperando la función. Eso me alegró mucho, pues me hacia ver que el arte es apreciado de mejor manera por estos lugares.


El escenario me pareció espectacular. La iluminación me pareció muy expresiva. La obra a presentarse era "Única mirando el mar". La obra trata sobre el marginamiento que sufrieron ciertas personas que luego terminaron viviendo en lo que se convirtió el crematorio de la ciudad. Hubo dos cosas que particularmente me tocaron: primero, el darme cuenta que no suelo pensar en esas personas; y segundo, que esas personas también son personas, es decir, que sienten, piensan, sufren y se emocionan igual que el resto, que por dentro somo exactamente iguales, aunque por fuera parezca lo contrario.

 Me sorprendió ver que era un musical, pues nunca había visto uno en mi vida. Me agradó también la estructura narrativa de la obra y el cambio de roles de los actores, pues esto volvió bastante dinámica la presentación. Sin embargo, también he de decir que no me pareció la mejor obra y que, quizá, esperaba un poco más por parte de los actores y de la misma historia. No digo que esté mal o algo por el estilo, simplemente comparto el hecho de que no disfruté tanto la obra, como me esperaba.

Cuando terminó la función, esperé que, mientras todos salíamos, encontrar al amor de mi vida... Pero no pasó, por supuesto, y prontamente decidí volver a mi hospedaje. Aunque me habían recomendado tomar un uber de regreso, vi a muchos jóvenes que se iban caminando y, como yo solo necesitaba hacerlo cinco minutos, me aventuré y caminé por las calles nocturnas de San José hasta llegar al hostal. He de decir que me pareció una caminata bastante tranquila, a pesar de que, al parecer, no es una de las mejores zonas para caminar de noche. Tampoco era tan tarde, tipo nueve y media de la noche.

Ahora comentaré dos cosas que, honestamente, no recuerdo exactamente cuándo pasaron. Nuevamente, sabremos que lo viví, solo que no se cuando.

Lo primero es que, en una mañana soleada, decidí caminar por los alrededores, cerca del Parque España, un poco más al occidente, quizá, y llegué a un parquecito cuyo nombre no recuerdo, pero que me agradó por tener pequeñas esculturas de carácter conmemorativo. También tenía un templo de la música o algo parecido, si no recuerdo mal, el cual me pareció muy bonito y agradable.


Luego de este, pude apreciar unas pequeñas esculturas que me parecieron bastante intensas, relatando la relación sexual de una pareja. Y, como una imagen habla más que mil palabras, les dejo la imagen y luego paso a relatar el segundo hecho anacrónico (luego de la escultura, me encontré con un edificio que me pareció muy hermoso y armonioso-oso, oso-... el que aparece justo al principio de la entrada; el de enfrente, claro, no el del INS).


Pues resulta que el día que me tocaba regresar a Cóbano casi no me baño. El servicio de agua había suspendido en todo San José desde las doce de la noche y el hostal no contaba con ninguna reserva. Al principio se esperaba que el agua regresara a las once de la mañana, pero justo por esa hora actualizaron la página de ese servicio en internet, informando que la ciudad seguiría sin el anhelado líquido hasta las doce de la noche. Entonces me resigné, preparé mis cosas y me dispuse a salir, pero justo en ese momento los muchachos del hostal (se llama "La cuesta", por cierto) me dijeron que había otro hostal administrado por ellos en el cual me podía bañar. A esta altura ya eran las doce del mediodía y no quería gastar en uber, por lo que no sabía si tomar una ducha o llegar a tiempo a la terminal del bus. Al final no dejé de ser aseado, pero tampoco tacaño. Contrario a lo que esperaba, no era un hotel bonito al que iba y me tocó bañarme a la carrera y en una ducha en la que apenas cabía. Con todo lo que sudé después, ya que decidí ir caminando a la terminal, arriesgándome a no legar a tiempo, no sé si valió la pena irme a bañar, pero bueno. Llegué a tiempo, pero sin almorzar.

El resto, lo mismo que en otras ocasiones: bus, sueño, ferry, bus, sueño, casa. pero fue muy bonito haber estado en la ciudad nuevamente y disfrutar un poco de frío, arte y caminar sin tener que respirar una tonelada de polvo. Afortunadamente, el siguiente fin de semana regresé, pero eso ya será para otra entrada. Por hoy, ya tengo mucho sueño.

Posteriormente hablaré de mi segundo viaje a esta ciudad antes de ir a Honduras, lo maravilloso que fue, y mi otra estadía antes de incorporarme al trabajo. De igual manera, no solo hablaré de viajes o estadías, sino que de vez en cuando verán otro tipo de entradas que espero cultivar con mayor constancia.

Por ahora, espero les haya gustado y que sigan leyendo. Cualquier comentario o recomendación, siempre es bienvenida. Compartan la entrada, comenten con sus conocidos, comenten en la página o simplemente esperen la siguiente publicación. ¡Gracias! ¡Que estén bien!

Este soy yo xD

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